martes, 28 de junio de 2011

Análisis del Ciclo de Vida

1. Primeras ideas.

El concepto de Análisis del Ciclo de Vida (ACV) de productos, es también conocido como Evaluación del Ciclo de Vida (ECV) o más comúnmente en la bibliografía internacional como Life Cycle Assessment (LCA). El Análisis del Ciclo de Vida (ACV) constituye una herramienta de gestión que se utiliza para evaluar el comportamiento ambiental de un producto a lo largo de todo su ciclo de vida: desde la producción y transporte de la materia prima del producto, su fabricación, teniendo en cuenta todas las fases intermedias como manufactura, transporte, su uso y mantenimiento y la gestión del residuo una vez ha finalizado su vida útil. En un ACV completo se contabiliza todos los efectos ambientales derivados del consumo de materias primas, la energía consumida en su proceso de fabricación, las emisiones contaminantes derivadas del mismo así como el impacto que puede generar el producto una vez se ha convertido en residuo.
Imagen extraída de CEGESTI, 2011.
Los estudios de ACV emplean pues, una metodología muy concreta, que consiste básicamente en la realización de un inventario de los consumos (de materia y energía) y las emisiones de cada una de les etapas del ciclo de vida, y de una evaluación de los impactos que estos consumos y emisiones pueden provocar sobre el medio ambiente.
Esta metodología tiene sus orígenes en la década del sesenta (Iglesias, Daniel H. 2007), cuando fue evidente que el único modo eficaz de analizar el tema de “la energía” en los sistemas industriales desde el punto de vista ambiental, era el de examinar todos los procesos seguidos por la materia prima, desde su extracción, transformación y uso, terminando con la vuelta del producto al medio ambiente en forma de residuos. Entre las más valiosas contribuciones se puede mencionar el código de prácticas para LCA publicado por la SETAC [1] en 1993, la Guía Nórdica para LCA en 1995 (Publicada por el Nordic Council of Ministers) y se llega a 1997 con el proceso de estandarización del procedimiento y el método de LCA elaborado por ISO (International Organization for Standardization). En la Unión Europea se destaca el programa EcoSMEs[2], resultado del proyecto de eLCA, un proyecto europeo que ha implicado a 45 expertos del Reino Unido, Alemania, Italia, España y Grecia, complementando y ampliando su conocimiento de IPP (Política Integrada de Productos), las tecnologías de Information&Communication, Management&Marketing, etc. eLCA[3] es parte del programa eContent[4].

Actualmente, a medida que ha ido creciendo la preocupación ciudadana y gubernamental por el medio ambiente en la UE, las PYMEs han empezado a analizar el impacto ambiental de sus actividades. Muchas empresas han respondido a esta preocupación ofertando a la sociedad productos “más ecológicos” o utilizando procesos “más limpios”. El comportamiento ambiental de los productos y procesos se ha convertido en un tema clave y algunas empresas están investigando sobre cómo minimizar sus impactos ambientales. La utilización de herramientas para obtener una mejora más allá del cumplimiento de la legislación, como las estrategias de prevención de la contaminación y los sistemas de gestión medioambiental (SGMA) ha permitido a algunas mejorar su comportamiento ambiental. A lo anterior se le suma la herramienta del Análisis de Ciclo de Vida (ACV) ya que considera el ciclo de vida entero del producto (ECOSMES, 2007).

La definición de ACV provista por la SETAC (1993) es la siguiente: “Es un procedimiento objetivo de evaluación de cargas energéticas y ambientales correspondientes a un proceso o a una actividad, que se efectúa identificando los materiales y la energía utilizada y los descartes liberados en el ambiente natural. La evaluación se realiza en el ciclo de vida completo del proceso o actividad, incluyendo la extracción y tratamiento de la materia prima, la fabricación, el transporte, la distribución, el uso, el reciclado, la reutilización y el despacho final”. La familia de Normas ISO 14000[5] contempla el ACV en su serie 14040; la ISO 14040 elabora un tipo de norma (estableciendo un procedimiento común a todos) que sirva para evaluar los impactos medioambientales a lo largo de toda la vida de un producto.

Metodología del ACV.

Se puede desarrollar un Análisis de Ciclo de Vida para un proceso, un servicio o una actividad, considerando todas las etapas que constituyen su vida útil.

De acuerdo con la metodología propuesta por la normativa ISO 14040, un Análisis del Ciclo de Vida comprende cuatro fases: objetivos y alcance del estudio; análisis del inventario; análisis o evaluación de los impactos e interpretación de resultados.
Definición y alcance de los objetivos.
Esta etapa del proceso/servicio/actividad se inicia definiendo los objetivos globales del estudio, donde se establecen la finalidad del estudio, el producto implicado, la audiencia a la que se dirige, el alcance o magnitud del estudio (límites del sistema), la unidad funcional, los datos necesarios y el tipo de revisión crítica que se debe realizar. La unidad funcional describe la función principal del sistema analizado. Es importante delimitar el sistema, ya que el ACV puede ser muy extenso, para ello se tendrá en cuenta entre otros factores la aplicación prevista del estudio, las hipótesis planteadas, los criterios de exclusión, los datos iniciales, las limitaciones económicas y el destinatario previsto.
Análisis del inventario (Life Cycle Inventory LCI).
El análisis del inventario comprende los datos y procedimientos de cálculo para identificar y cuantificar todos los efectos ambientales negativos asociados a una unidad funcional. En el inventario se cuantifica pues, todos los flujos entrantes y salientes del sistema durante toda su vida útil, calculando los requerimientos energéticos y materiales del sistema y la eficiencia energética de sus componentes, así como las emisiones producidas en cada uno de los procesos y sistemas. La metodología ISO 14040[6] identifica esos efectos ambientales adversos como “carga ambiental”.
Evaluación de impactos (Life Cycle Impact Assessment- LCIA).
Según la lista del análisis de Inventario, se realiza una clasificación y evaluación de los resultados del inventario, y se relacionan sus resultados con efectos ambientales observables.
La estructura de esta fase viene determinada por la normativa ISO 14042 (Antón Vallejo, Mª A., 2007) y distingue entre elementos obligatorios y opcionales.
Los elementos considerados obligatorios son:
  1. Selección de categorías de impacto, indicadores de impacto y modelos.
  2. Clasificación. Se asignan los datos procedentes del inventario a cada categoría de impacto según el tipo de efecto ambiental esperado.
  3. Caracterización. Consiste en la modelización, mediante factores de caracterización, de los datos del inventario para cada una de las categorías.
Los elementos opcionales pueden ser utilizados según el alcance del ACV: normalización, agrupación, ponderación, análisis de calidad de los datos.
Una diferencia importante entre los diferentes métodos de impactos reside en la opción de analizar el efecto intermedio del impactos (o midpoint) o el efecto último del impacto o (endspoint). Las categorías impacto ambiental intermedias se encuentran más cercanas a la intervención ambiental, proporcionando información más detallada de qué manera y en que punto se afecta al medio ambiente. Las categorías de impactos finales son variables que afectan directamente a la sociedad si bien la metodología para cuantificar el efecto último no se encuentran cerradas ni consensuadas, por lo que es más común recurrir a los midpoints.
Entre las categorías de impactos se encuentran el “agotamiento de recursos bióticos”, “usos del suelo”, el “Cambio Climático”, etc.
Interpretación de resultados.
Los resultados de las fases precedentes son evaluados juntos, en un modo congruente con los objetivos definidos para el estudio, a fin de establecer las conclusiones y recomendaciones para la toma de decisiones.
El ACV no sigue una metodología fija, no hay una única manera de realizar una evaluación de este tipo. Al contrario, tiene varias alternativas, y por lo tanto se debe estar familiarizado con los métodos científicos de investigación y con la evaluación del sentido común de las cuestiones complejas antes de realizar este tipo de estudio.
El método del ACV es de carácter dinámico, y las cuatro etapas en las que se realiza están relacionadas entre ellas, como se esquematiza en la figura siguiente; por lo que a medida que se obtienen resultados, se pueden modificar o mejorar los datos, las hipótesis, los límites del sistema o los objetivos, lo cual exige el recálculo. Este hecho, más la gran cantidad de datos históricos que se deben poseer para realizar un ACV, demuestra la necesidad de contar con un instrumento informático.

2. Aplicaciones del ACV.
La información relativa al ACV puede tomar varias formas, desde el inventario de ciclo de vida hasta estudios específicos sobre el uso, utilización y manejo de material concreto a través de si ciclo de vida. Así, el ACV es una herramienta fundamental para obtener ciertos ecoetiquetados (Ecolabelling) o en la etapa de diseño para ciertos productos. Así pues, la aplicación del ACV ofrece las siguientes ventajas (ECOSMEs, 2007):
a) Mejora en el diseño de productos. El ACV puede ser utilizado para ayudar a la toma de decisiones durante el diseño o rediseño de productos o servicios. Las empresas pueden usar el ACV para comparar el impacto ambiental de diferentes alternativas de diseño y analizar sus potenciales ventajas y desventajas ambientales. En este sentido, el ACV le ofrecerá una evaluación sistemática de los impactos ambientales asociados a un producto determinado.
b) Obtención de información ambiental. Teniendo en cuenta la creciente aplicación de la visión de ciclo de vida, puede resultar cada vez más necesario ofrecer información sobre los impactos ambientales de sus productos a otros integrantes de la cadena de producto. Esta información puede ser demandada por el gobierno, otros productores o el público en general, por ejemplo. El ACV cuantifica las entradas y salidas de cada proceso de la etapa de producción. A continuación, estas entradas y salidas son relacionadas con los impactos ambientales que pueden producir. En definitiva, la aplicación del ACV puede proveer de más datos más fiables a la empresa.
c) Marketing. El ACV puede ser utilizado como una herramienta de marketing. El hecho de que se haya utilizado un ACV durante el desarrollo del producto es indicativo de que este puede ser menos dañino para el medio ambiente. El uso del ACV puede convertirse en una fuerza motriz para que los consumidores prefieran los productos de menor impacto ambiental.
d) Beneficios económicos. El ACV examina el ciclo de vida de un producto e identifica dónde se producen los principales impactos ambientales. Estos impactos pueden ser reducidos incrementando la eficiencia en el uso de los diferentes consumos de materiales y energía. Incrementando la eficiencia en el uso de los recursos se puede reducir la cantidad de los mismos que es utilizada, así como de los residuos producidos y, en consecuencia, reducir los costes.
e) Relaciones entre el ACV y otras herramientas de gestión ambiental. La estructura del ACV puede ser incorporada en los sistemas de gestión ambiental (SGMA) y en los de etiquetado ecológico. Esto puede generar ventajas económicas y competitivas.
-         Sistemas de gestión medioambiental (SGMA) La metodología del ACV puede ser utilizada dentro de un sistema de gestión ambiental. Por ejemplo, el objetivo de la política ambiental de un SGMA puede ser reducir los impactos ambientales asociados a los productos de la empresa. El ACV puede facilitar su cumplimiento al ofrecer un análisis de los impactos ambientales producidos a lo largo del ciclo de vida de los productos.
-   Etiquetado ambiental Todos los sistemas nacionales de etiquetado ecológico existentes en la UE utilizan el ACV como base a la hora de establecer los criterios que los productos deben cumplir para su obtención.

Ejemplos aplicados del ACV:
ANÁLISIS DE CICLO DE VIDA DE PRODUCTOS DERIVADOS DEL CEMENTO. Tesis de Arnaldo Cardim de Carvalho, ETS de Ingenieros de Caminos, de Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Cataluña (2001). Tesis Doctorales en Red.
UTILIZACIÓN DEL ACV EN LA EVALUACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL DEL CULTIVO BAJO INVERNADERO MEDITERRÁNEO. Tesis de Assumpció Antón Vallejo, Doctorado de Ingeniería Ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña (2004). Tesis Doctorales en Red.


3. El ACV y el Consumo Responsable.
En general, se ha visto que un ACV puede dar información sobre el impacto del producto para que este pueda ser diseñado desde la concepción y extracción de las materias primas,  hasta el momento de ser gestionado como residuo. Se han abordado pues todas las cuestiones relacionadas directamente con la empresa.  Pero desde el punto de vista del consumidor o consumidora, un ACV también puede contribuir a mejorar la sostenibilidad ya que fomenta un flujo de información útil para ejercer un consumo responsable de bienes materiales y alimentos, incluso, de productos no tangibles. Un ACV, desde el punto de vista del consumo, incentiva un consumo responsable y trasciende del mero marketing:
-       El consumo responsable fomenta la adquisición de productos con ecoetiquetados[7] o etiquetados específicos que reflejan, además de información relativa a su ciclo de vida, que el producto cumple con unos criterios ambientales o ecológicos específicos, cumplen pues, unas normativas y son certificados por organismos de control.
Extraído de ECOSME, 2011.
  •    En relación con el factor anterior, el envasado del producto es importante. El consumo responsable fomenta las reglas de las tres R, especialmente las de Reducir y Reutilizar. Existen envases excesivos para unos productos (por ejemplo, determinados alimentos) o difíciles de reciclar en otros (como los envases de papel, aluminio y cartón).
  •      Los consumidores responsables buscan información complementaria del producto. En algunos casos el etiquetado no basta, el consumidor busca información relativa a la Responsabilidad Social Corporativa  y Ambiental de la empresa.
  •     Una variable más del consumo responsable es dónde ha sido elaborado el producto. Hay productos que han sido fabricados por componentes en distintas partes del mundo y otros que, simplemente han sido fabricados a miles de kilómetros del punto de consumo. El coste energético que ello supone y, por tanto, el impacto global (¿cuántas toneladas de CO2 han emitido en la fabricación de este objeto?) de dicho producto hacen considerar que éste sea con consumo irresponsable.
  •      El consumidor responsable aprende a valorar distintas variables: calidad, precio, información del ecoetiquetado e incluso otros aspectos de su ciclo de vida, información de Declaraciones Ambientales del Producto (EPD), origen, impacto en su fabricación, RSC, envasado, dificultad para su reciclado una vez se ha convertido en residuo, etc.
Los consumidores y usuarios finales están ya situados en un punto cercano al final de esta cadena que supone el ciclo de vida de los productos/servicios, y la relación con estos es a través del uso, del manejo y de la utilidad que sacan de ellos, que puede abarcar, aparte de la satisfacción de necesidades básicas, toda clase de necesidades secundarias o simbólicas.
 La "historia personal" de los productos de fabricación industrial, más allá de sus nombres y marcas, precio y aspecto, hasta ahora no ha sido de gran interés, pero el ciudadano se está dando cuenta, quizá por que ya está viviendo las predicciones del Cambio Climático, que lo que consume tiene efectos negativos y positivos diversificados que van más allá de ejercer el consumo para cubrir la necesidad o el deseo que lo alentaban. El consumidor comienza a despertar a una realidad diferente y se pregunta que hay más allá del envase, del producto y del supermercado. 

Notas

[2] Ver la web: http://www.setac.org/.
[3]  Ver la web: http://www.elca.enea.it/.
[5] La ISO es una organización privada internacional, que incluye algunos organismos nacionales tanto de los países industrializados como de los que están en desarrollo, cuyo objetivo es normalizar un amplio grupo de productos y actividades. Los estándares de ISO incluyen las series 9000 y 14000. Las normas ISO de la serie 14000 incluyen la ISO 14001 relativa a los Sistemas de Gestión Medioambiental, así como un conjunto de normas relacionadas con el ACV (la serie 14040). Las actividades de ISO relacionadas con este tema empezaron en 1994 y tienen el objetivo de producir la primera serie completa de normas sobre ACV. Las normas ISO sobre ACV hacen referencia a los aspectos técnicos y de organización para el desarrollo de un estudio de ACV. Los aspectos organizativos se centran en el diseño del proceso de revisión crítica, dando una atención especial a las declaraciones públicas. También cubren temas como por ejemplo la implicación de los distintos actores. 
[6] Normas e informes técnicos producidos por ISO dentro de la serie 14040 (Gestión ambiental – Análisis de Ciclo de Vida):
-   ISO 14040: Norma sobre Gestión Ambiental – Análisis de Ciclo de Vida – Principios y estructura (1997).  Ofrece una visión general de la práctica, aplicaciones y limitaciones del ACV en relación a un amplio rango de usuarios potenciales, incluyendo aquellos con un conocimiento limitado sobre el ACV.
-   ISO 14041: Norma sobre Gestión Ambiental – Análisis de Ciclo de Vida – Definición de Objetivos y Alcance y Análisis de Inventario (1998).  Recoge los requerimientos y directrices a considerar en la preparación, aplicación o revisión crítrica del análisis del inventario de ciclo de vida (la fase del ACV referente a la recogida y cuantificación de los consumos y emisiones relevantes que se producen en el ciclo de vida de un producto).
-   ISO 14042: Norma sobre Gestión Ambiental – Análisis de Ciclo de Vida – Evaluación del Impacto de Ciclo de Vida (2000). Ofrece una guía sobre la fase del ACV consistente en la evaluación de impactos (que tiene por objeto la evaluación de los impactos ambientales potenciales y significativos a partir de los resultados del análisis de inventario).
-   ISO 14043: Norma sobre Gestión Ambiental – Análisis de Ciclo de Vida – Interpretación del ciclo de vida (2000). Ofrece una guía sobre la interpretación de los resultados del ACV en relación con la definición de objetivos del estudio, incluyendo una revisión del alcance del ACV, así como del tipo y calidad de los datos utilizados.
-   ISO/TR 14047: Norma sobre Gestión Ambiental – Análisis de Ciclo de Vida – Ejemplos de aplicación de la ISO 14042(2003).
-   ISO/TS 14048: Norma sobre Gestión Ambiental – Análisis de Ciclo de Vida – Normalización de datos e información para una evaluación de ciclo de vida (2002).
-   ISO/TR 14049: Norma de Gestión Ambiental – Análisis de Ciclo de Vida – Ejemplos de aplicación de la ISO 14041 (2000).
[7]  El etiquetado ambiental es, según la ISO 14020, un conjunto de herramientas voluntarias que intentan estimular la demanda de productos y servicios con menores cargas ambientales ofreciendo información relevante sobre su ciclo de vida para satisfacer la demanda de información ambiental por parte de los compradores.
Hay tres tipos de etiquetas ambientales según la ISO 14020 : Tipo I: ecoetiquetas certificadas, Tipo II: autodeclaraciones ambientales de producto, y Tipo III: EPDs. 

BIBLIOGRAFÍA.

Antón Vallejo, Mª A., 2007. Utilización del Análisis del ciclo de vida en la evaluación del impacto ambiental del cultivo bajo invernadero mediterráneo. UPC. Programa de Doctorat Enginyeria Ambiental. Disponible en: http://www.tesisenxarxa.net/TDX-0420104-100039/.
ECOSMES, 2007. ¿Qué es el Análisis de Ciclo de Vida?. Disponible en: http://www.ecosmes.net/cm/navContents?l=ES&navID=lcaSmesIntro&subNavID=1&pagID=1&flag=1 .
Iglesias, Daniel H., 2007. "Relevamiento exploratorio del análisis del ciclo de vida de productos y su aplicación en el sistema agroalimentario"  en Contribuciones a la Economía, febrero 2005. Disponible en: http://www.eumed.net/ce/ .
Hartmann, Betsy, 2006. Militarism and Reproductive Freedom. ZNet Commentary. Disponible en: http://www.zmag.org/Sustainers/Content/2002-12/29hartmann.cfm .

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