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lunes, 1 de febrero de 2016

REFUGIADOS: REPENSEMOS ESTE MOMENTO.

Mientras el cambio climático avanza y las migraciones a nivel mundial por causas climáticas se hacen más y más patentes, hay cientos de miles de refugiados que llegan a Europa huyendo de la guerra. Estos días las noticias se mezclaban, España sin gobierno, Acuamed y más corrupción, juicios, más asesinatos, etc. Y aunque las noticias sobre los refugiados tienden a diluirse en ciertas ocasiones, creo firmemente que estamos en uno de los periodos de mejor periodismo, un periodismo social, justo, solidario y con capacidad de mover conciencias, de trasladar puntos de vistas diversos, de relativizar situaciones y de conseguir fomentar la empatía ante todas estas crisis que, en los últimos años, están afectando a millones de personas de una manera devastadora.

Por eso, lo que más me está llamando la atención no es la cobertura periodística ni el tratamiento de las noticias, sino la respuesta de nuestros líderes políticos, los de nuestros gobiernos en Europa, los de esta Unión Europea demostrando cada día que el postureo ideológico les es suficiente para mantenerse: discusiones interminables sobre cuotas de refugiados, cierre de fronteras en Hungría, deportaciones rápidas a Rusia desde Noruega o sumarias a Turquía desde Bulgaria; detenciones y pago de tasas de estancia diaria en los centros de internamiento de Rep. Checa, confiscación de bienes en Dinamarca y Alemania, etc.; en resumen, refuerzo de controles fronterizos, restricción del derecho de asilo y violaciones de derechos humanos por acción u omisión.

Las ONGs pueden apoyar la labor humanitaria e intentar amortiguar “algo” a todas estas personas, pero su labor tiene claramente un límite, la solidaridad a través de ellas no es sustituto de la política de nuestros gobiernos. La UE no está cumpliendo con sus propios principios y normas con respecto a los derechos fundamentales de asilo, desde las administraciones europeas no se está siendo solidarios pero tampoco justos y tampoco se está apostando por estrategias geopolíticas que luchen claramente por el fin de la guerra en Siria, contra los estados del terror conducidos por talibanes en Afganistán o la falta de derechos humanos en Eritrea o Nigeria. Todas estas personas han llegado hasta aquí, han logrado sobrevivir para tener un oportunidad. Y la tienen, si a la solidaridad le sumamos justicia.

Daba paso al corazón de este post de opinión, desde el concepto de refugiados climáticos, por una razón obvia: si no estamos aplicando el derecho internacional y no estamos sabiendo hacer frente a una situación extrema que permite solicitar asilo a una persona con “fundados temores a ser perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad, opiniones políticas o pertenencia a determinado grupo social” (art. 1 de la Convención de Ginebra de 1951 y el art. 2.d) de la Directiva  2011/95/UE por la que se establecen normas relativas a los requisitos para el reconocimiento de nacionales de terceros países o apátridas como beneficiarios de protección internacional, a un estatuto uniforme para los refugiados o para las personas con derecho a protección subsidiaria y al contenido de la protección concedida)  ¿Cómo vamos a estar preparados para cuestiones que ni siquiera vienen contempladas en nuestro derecho?

Me gustaría finalizar creyendo que la lucidez se impondrá en nuestras instituciones, para con todos aquellos que necesitan refugiarse de la guerra, del clima o de situaciones de las que sin duda, cada uno de nosotros huiríamos sin pensarlo, y de las que generaciones anteriores ya huyeron. Me gustaría pensar que nuestras conciencias no van a “necesitar” más imágenes como las del Aylan para mantener el flujo de ayuda. Me gustaría pensar que vivo en una UE que no detiene a miembros de ONGs que salvan vidas. Me gustaría pensar que estas crisis no sirven para fortalecer a partidos y movimientos radicales ni así, discursos demagógicos que hacen uso de expresiones como “repeler” personas…

Me gustaría pensar que estamos en un  punto en el que somos conscientes de que podemos cambiar el curso de la historia, de cómo sucedió todo. Ahora, ahora es ese momento al que todos nos gustaría poder volver para hacer las cosas de un modo diferente. Bien, estamos en él.

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